jueves, 10 de junio de 2010

La Caída de Ícaro

flight of icarus

El aire fresco y puro bañaba la cara de Ícaro. Él batía sus alas de forma única, disfrutando del vuelo y llenando sus pulmones. Volar era lo que lo hacía más feliz, pero ésto no hubiese sido nada sin la compañía de Bonheur. El cielo se hacía pequeño cuando ambos lo surcaban, todo era diminuto. Ícaro abrió sus doradas alas para impulsarse aún más hacia arriba, Bonheur lo tomó de la mano, no tenía nada que temer. Aún sabiendo que sus plumas estaban pegadas con cera, que eran frágiles, débiles y delicadas, tenía plena confianza en Bonheur, nunca iba a soltarlo, se lo había prometido. 
- Volemos más alto. - Ícaro, desafiando sus propios límites, seguía elevándose y elevándose. Cuan feliz era, dichoso de contemplar el mundo desde esa altura, sintiéndose omnipotente y completo. Las nubes habían quedado debajo de ellos, solo se veía al Sol fundido en la manta que era el cielo.
- Soy feliz - Ícaro miró a Bonheur a los ojos, todo lo que deseaba estaba en aquel lugar. Se acercó para sentir su calor, pero sus plumas empezaron a desprenderse una a una, el Sol empezaba a derretir la cera que se disipaba a una velocidad increíble. Se separaban y eran arrastradas por el viento, insensible e impío mientras Ícaro intentaba agitarlas para mantenerse en vuelo, solo un puñado de ellas quedaban para frenar su inevitable caída. Él extendió rápidamente sus brazos a Bonheur, pero ésta no eso más que mirarlo a los ojos y tomarlo sin energías, reacia. "¿Qué le ocurre? ¿Por qué me hace esto?" Pensó. Con las fuerzas que le quedaban se tomó de sus muñecas intentando no hacerle peso, pero aún así ella no lo mantuvo. "Ella lo prometió". Con lágrimas en los ojos, Ícaro vio como lentamente sus manos resbalaban hasta soltarse. Todas sus plumas volaron hacia distintas direcciones hasta nublarle completamente la visión de Bonheur.
- No me dejes ir - Cayendo hacia el vacío, Ícaro intentaba ver a quien, hacia tan solo momentos, era la mayor causa de su felicidad, pero ya no pudo distinguirla... esa expresión que noto en el rostro envuelto entre plumas y cera no era de Bonheur, ya no sabía quien era. Ahora solo lo esperaba la colisión y la penumbra. Un silencio recorre al mundo, todo calla. Morir hubiese sido su salvación, pero ahora ¿cómo volvería a hacer sus alas?

3 comentarios:

Camila dijo...

Que lindo que está, pero pobre de Ícaro ¿cómo va a volver a hacer sus alas?

Anónimo dijo...

eso dolió

Anónimo dijo...

cuantas veces me habre sentido como icaro

"ivan"